Por Jorge Alonso Espíritu
Un carnaval de otoño fue lo que se vivió este sábado en
Querétaro. Procesión de rock, cumbia y
ritmos argentinos. Carnaval de fantasmas y músicos vivos, que invadieron el
Jardín Guerrero, para culminar con una ovación de pie para el cantautor nacido
en Alaska, Kevin Johansen y su banda,
The Nada. Fue la primera vez que se
presentó en México y, a decir de los miles de queretanos que asistieron,
fue un éxito que apuntala la realización
del festival El Otoño en la Cultura para el próximo año y, por qué no, el
regreso de la alegre música de Kevin
Johansen + The Nada
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Si los ánimos de espectáculo, cultura y fiesta, estaban en
su punto climático este fin de semana de Festival Cervantino en Guanajuato,
aquí en Querétaro el ambiente no era tan
lejano como se podría esperar. El domingo 30 de octubre las primeras planas de
los periódicos locales anunciaban el reporte de los hoteleros: lleno total en
la ciudad.
Aunque no fue la razón única, el festejo del festival El
Otoño en la Cultura, explicaba, junto a un par
de eventos deportivos, lo difícil que fue encontrar hotel.
Este año, la Universidad Autónoma de Querétaro programó un
evento arriesgado como nudo del festival. La visita del argentino Kevin
Johansen al bajío. Arriesgada por el bajo perfil que el invitado -creíamos-
tiene en México, además de que en la agenda del cantautor y su banda, se
encontraba el DF y Guadalajara. Los
queretanos pidieron mano y lograron quedarse con el primer recital que
ofrecería en el país.
La apuesta resultó ser buena. Pronto se sabría que de los
tres shows especiales -Kevin, Carla Morrison y Susana Harp- el del barítono
atrajo más turistas. Una hora antes del evento, la sillería estaba agotada y
los que ocupaban los mejores lugares para el público acechaban indignados las
100 sillas que “el municipio nos exige que le apartemos”, según dijo una mujer
del staff que, lo supimos después, gozaría el evento en la mejor silla.
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La Road Movie, fue
la primera canción que Johansen + The Nada, cantaron en México, en la pantalla,
corría una grabación en video de la carretera, en el tramo de la caseta de
Querétaro. Acompañaron la canción, como el
resto del concierto, animaciones hechas por el caricaturista Liniers, con quien
la banda grabó el último material: Kevin
Johansen + The Nada +Liniers en vivo desde Buenos Aires. Justo del disco
mencionado, salió la línea de las canciones. Curioso, pero sólo faltó Logo, la canción que abre el disco.
Después vendrían dos horas de concierto, donde músicos y
espectadores transitaron de la balada al rock, del charango a la guitarra rosa
de Hello Kitty que aparece en el video
de la canción SOS tan fashion.
La sillería era compartida entre los fans y la gente que no
tenía la menor idea de quien cantaba, pero que igual se reía de las bromas y aplaudía
al terminar las canciones. En un momento, durante la pieza No voy a ser yo, una mujer lloraría de emoción, como si fuera Luis
Miguel el que estuviera en el escenario.
Después, algunos se levantaríana bailar la Cumbiera intelectual,
En mi cabeza, Guacamole o Daysi, ante la desesperación de los de logística,
que trataban de evitar a la gente en el pasillo y a los que se atrevían a
intentar tomar fotos desde el frente del escenario.
Luego vendría el exabrupto, provocado por el propio Kevin,
quien bajo del escenario para intentar bailar una conga con el público, intento
fallido que culminaría con una bola de mujeres haciendo montón para manosearlo.
Desde entonces la gente se adueñaría del frente, la primera
fila paso a ser el área sin sillería. Pero ya desde antes de que los que estaban sentados se vieran
obligados a levantarse para ver, los argentinos habían recibido una ovación de
pie por parte de sus fans y de los convencidos.
Vendría el Fin de
fiesta, donde los músicos, acompañantes que en cualquier show pasan a
segundo término, se volverían protagonistas, recibiendo el cariño y el aplauso
superlativo del público. ‘Cheba‘ Massolo
, Maxi Padín, Andrés Reboratti, Nicolás Said, Mariano Massolo, Juan Alvarez , ‘Zurdo‘
Roizner y Lucas Espina sonreían, como sonríe un niño que juega al
futbol y mete gol. Sonreían con la misma sencillez y alegría con que horas
antes se mostraban los juguetes de día de muertos que compraron y posaban entre
ellos para fotos con mascaras de
luchadores mexicanas.
Quizás, para estos
muchachos, la vida y la música sean un juego a conciencia, donde hay que
divertirse y danzar como los fantasmas de carnaval que unos días después
regresarían al Jardín Guerrero y armarían, sin que alguien se diera cuenta, el recuento musical del 29 de Octubre, fecha en que Kevin Johansen + The Nada llenaron de algarabía la plaza de Querétaro,
en su primer concierto para el público mexicano.
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