domingo, 18 de septiembre de 2011

Instrucciones para vivir en México, un libro para derrumbar monumentos



Por Jorge Alonso Espíritu

Cerca de mi casa hay un enorme monumento. Es de suponer que cerca de la casa de cualquiera hay uno. El que está cerca de la mía está dedicado a los trabajadores sindicalizados. Se trata de la emulación de un sistema de engranes que se eleva desde el sueño unos 20 metros, y que sirve como bienvenida a la Unidad Habitacional. Los que se refieren a él, le llaman “el tornillo”, mientras que otros, quizá más acertados, simplemente le llaman “la cosa”. Pocos conocen la historia de la mole de cemento. Los trabajadores sindicalizados han desaparecido por la zona. Frente al monumento hay una tienda de Walmart, pero para cruzar la calle hay que evadir el tornillo. Para no olvidar que está allí.

Jorge Ibargüengoitia convivía todos los días con monumentos… y le causaban sopor. No sólo el tipo de monumentos que algún arquitecto, diseñador o artista esculpe para inmortalizar a un personaje. También, y sobre todo, los monumentos que el sistema usó para inmortalizarse en forma de ideas, de elementos de nuestro folklor que terminaron por definir la mexicanidad y perpetuar un sistema autocrático encarnado por las siglas del Partido Revolucionario Institucional (con el que, sin embargo, muestra algunos coqueteos).

De la mexicanidad habla el libro Instrucciones para vivir en México (Joaquín Mortíz.1990). Se trata de la recopilación de columnas que Ibargüengoitia escribió en 1969 y la década de los 70, en el periódico Excélsior y la revista Vuelta, y que destrozan a machetazos de sarcasmo las concepciones nacionalistas de nuestra historia, nuestra cotidianidad y nuestro sistema burocrático.

Compilado en seis capítulos, el libro se ensaña sin pudor con la Historia oficial y el sistema educativo, nos habla de la perniciosa costumbre de ser automovilista en México y de la historia de las tortas calientes. Nos lleva por el cuello a la carcajada culposa y nos hace recordar, no sin una lagrima, que los males de hace años son los mismos –o son muy parecidos- a los que hoy aquejan a los mexicanos.

Instrucciones para vivir en México es, al mismo tiempo, un libro para dejar de mirar monumentos, para entender nuestro pasado y para comprender nuestro presente, sin pretensiones –aunque quizá sea un efecto secundario- de cambiar heroicamente el futuro.

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