jueves, 4 de agosto de 2011

Kubrick, presente en la nueva era cinematográfica


Por Evelin Montiel


Su trabajo se ha convertido en objeto de culto para aquellos que encuentran en él la genialidad cinematográfica. Monumental y bárbaro es como muchos describen a Stanley Kubrick, calificativos que lo ha posicionado como uno de los realizadores favoritos en el mundo, llegando incluso a romper esquemas generacionales.

A pesar de que su genio se extinguió hace 12 años y que sus obras fueron estrenadas desde hace más de 40, sus filmes permanecen vigentes gracias a que la crítica y el público lo han colocado entre los cineastas clásicos del Séptimo Arte. Incluso también se ha vuelto referencia e inspiración obligada para algunas bandas de rock.

El director, guionista, productor y fotógrafo, realizó trece películas entre 1953 y 1999, entre ellas las controversiales “Lolita” (1962), “2001: Odisea del espacio” (1968), “La naranja mecánica” (1971), “El resplandor” (1980), “Full Metal Jacket” (1987) y “Espartaco” (1960).

Actualmente Kubrick es considerado uno de los directores más influyentes del siglo XX, y es que sus películas sirvieron como inspiración para muchos cineastas contemporáneos como Tim Burton, quien en múltiples ocasiones ha declarado que la oscura caracterización de los gemelos Tweedledee y Tweedledum, en “Alicia en el país de las maravillas”, la realizó inspirándose en las hermanas que aparecen en “El resplandor”.

Así podríamos continuar la lista. Por ejemplo, en la cinta de animación digital “Wall-E”, de los estudios Pixar, hay similitudes muy claras con “2001: Odisea del espacio”, largometraje con el que Stanley lograría la cima del éxito al ser considerado pionero en el cine de ciencia ficción.

Aunque actualmente son filmes de culto, su exhibición inicial en salas comerciales provocó el rechazo del público, que las calificó de transgresoras, violentas y hasta inmorales. Tal es el caso de “Lolita”, donde un hombre mayor se siente atraído físicamente por una preadolescente.

Sin importarle demasiado, nueve años después estrenó “La naranja mecánica”, basada en el libro de Anthony Burgess. En ella una pandilla de jóvenes usa la violencia física para cometer actos violentos, mostrando una imagen totalmente premonitoria del mundo que vivimos actualmente.

Las críticas no se hicieron esperar: críticos y gobiernos de países donde se transmitió la calificaron como película para adultos, incluso algunos prohibieron su exhibición. En México causó gran euforia entre los jóvenes, pues al vivir una época donde fueron reprimidos por el gobierno de Luis Echeverría, derribaron las puertas del cine donde fue proyectada. Querían verla a toda costa.

Malcom McDowell, el protagonista, estaba de visita en la ciudad de México para promocionar el filme. Durante su encuentro con la prensa sólo atinó a decir: “¡fue algo increíble!, nunca pensé que todo esto llegara a tales proporciones!”.

La estudiada obra cinematográfica de Kubrick, pero sobre todo su gusto por contar historias con personajes poco convencionales, es lo más importante en su carrera.

“Creo que la novela perfecta de la que se puede hacer una película no es la de acción, sino por el contrario, la esencialmente preocupada por la vida interna de sus personajes”, dijo alguna vez, refiriéndose al hecho de ser actualmente una referencia obligada para las nuevas generaciones de cineastas.

La influencia de Kubrick en éstas es enorme y de dimensiones magistrales, no sólo por la enorme cantidad de libros escritos sobre su persona, los cientos de análisis sobre sus filmes y los documentales realizados en su honor; sino también por su aporte revolucionario a la industria.

Entendió lo que en su época muchos otros no habían descubierto: que el cine “ofrece la posibilidad de transmitir conceptos y abstracciones complejas sin el tradicional apoyo de la palabra”.

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