martes, 12 de abril de 2011


Diego, una visión distinta del mundo


Quizá lo que él ve son colores distintos a los que nosotros percibimos, o paisajes lejanos en los que no podemos adentrarnos, “Diego”, lo llama su madre sin lograr que él desvíe la mirada del árbol que se encuentra frente a él, como si éste le revelara sus más íntimos secretos o le narrara las historias de épocas remotas. Erika se ha acostumbrado a la actitud de Diego y a la aparente falta de atención de éste hacía sus muestras de afecto. Estas son características propias del trastorno conocido como autismo.

El autismo es un trastorno del desarrollo neurológico, afecta las habilidades de comunicación y relación de quien la padece con el resto de las personas. Está asociado con la presencia de conductas repetitivas y la necesidad de realizar rutinas rígidas. Pertenece a una rama de trastornos conocida como Trastornos de Espectro Autista (TEA). De acuerdo con el Doctor Leo Kanner quien fue el primero en describir este padecimiento en 1943, su principal característica consiste en una perturbación innata del contacto afectivo. Sin embargo, el concepto del autismo ha cambiado desde sus inicios hasta la actualidad sin que las causas de este sean claras.

“Tiene una base neurobiológica. El infante nace con un problema cuya sintomatología se manifiesta aproximadamente a los dos años de edad. Hay niños en los que los síntomas se presentan a una edad más tardía, y son aquellos que tienen un alto funcionamiento o son del tipo Asperger” señala Leonor Altaño Directora de la Clínica Mexicana de Autismo (CLIMA), institución a la que se canalizó al pequeño Diego tras la detección del problema.

El autismo de Diego fue detectado cuando tenía entre el año y año y medio, gracias a un reportaje que su padre, Alejandro Arellano Aguilar, vio en televisión. En el programa se mencionaba que si los niños tenían dos años de edad y no hablaban, debían llevarse al pediatra para revisarlos porque algo no estaba bien.

Cuando Erika Aguilar, la madre del pequeño se enteró de la posibilidad de que Diego tuviera autismo, se negó a creerlo, “pero después el papá de Alex se metió a investigar y sacó toda la sintomatología de qué era el autismo porque no sabíamos que era…” explica Erika mientras el pequeño disfruta de su baño sabatino en compañía de sus juguetes predilectos, jugando con el agua apenas consciente de lo que pasa a su alrededor. Dentro de los síntomas se hablaba principalmente de las rutinas que tendían a seguir los niños, como hacer hileritas, apilar cosas, falta de atención y uno de los más importantes, es que no responden a su nombre, por lo que en algunos casos, el autismo se confunde con la sordera.

“Empezó a mostrar preferencia por ciertos objetos. En la guardería me preguntaban cómo le llamaba yo porque no respondía a su nombre. Lo llevamos a un neuropediatra y lo canalizaron a CLIMA que es la Clínica Mexicana de Autismo” declara Erika.
El perfil del autista es poco armónico y su desarrollo se ve estancado en algunas áreas cognitivas, mientras que en otras tienen un desarrollo muy pronunciado. Algunos de los niños se aíslan y presentan dificultades para relacionarse, su contacto social es diferente ya que no se inicia de la manera convencional. En algunos casos si la personas interfiere con lo que está haciendo, los pequeños se molestan.

Estos son algunos de los comportamientos que manifiestan y todos tienen su explicación con base en sus problemas sensoriales y también otros aspectos cognitivos como la falta de una teoría de la mente, es decir, el tener una conciencia del otro como una persona que tiene un mundo interno.

“Los niños no son conscientes de lo que pasa a su alrededor, ven a las personas como un objeto más, que se mueve y hace sonidos pero no como una persona. Entonces parte de su tratamiento es poder ir desarrollando en el niño estos contactos afectivos y emocionales que le ayudarán a formar las estructuras para que desarrollen una teoría de la mente” explica Leonor Altaño, directora de la institución CLIMA, quien también ahondó en el problema de las rutinas de los pequeños.

Las cosas más sencillas que parecen no molestar al resto de las personas le resultan asfixiantes a Diego, el camino al supermercado o a casa de los abuelos, parece molestarlo cuando el paisaje que observa no le resulta conocido, en esos casos su angustia se puede ver expresada claramente a través de su incesante llanto.
En su cabeza se forman sonidos diferentes. Tal vez una melodía, o las notas de una canción nunca escrita. La música en su cabeza se ve interrumpida sólo por la interferencia de la televisión o de ruidos ajenos. En un acto instintivo para que sus estímulos no sean perturbados por el mundo exterior, Diego apaga los aparatos electrónicos, sus transmisiones no tienen sentido para él, porque lo que hay en su cabeza va más allá de lo que se proyecta en la pantalla.

UN DÍA EN LA VIDA DE DIEGO

La vida de Diego se desarrolla como la de cualquier otro niño, sólo que a diferencia del resto de los infantes, él cuenta con una rutina estricta que sus familiares y maestros llevan al pie de la letra para evitar que el pequeño entre en crisis. El salir de su rutina produce un aumento en el nivel de estrés, y éste es más pronunciado en una persona con autismo. Se levanta a las 7:00hrs. Su papá pasa por él para llevarlo a CLIMA, la entrada es a las 8:00. Ahí lo ponen a hacer actividades recreativas para que pueda socializar con otros pequeños.

En la parte social existe el problema de la falta de contacto visual. No se presenta en todos los casos, ya que depende del tipo de autismo. Los niveles o tipos de autismo se basan principalmente en los resultados de las investigaciones de Hans Asperger y Leo Kanner, pediatras especializados en psiquiatría reconocidos por sus aportaciones en el tema del autismo. Kanner, se dedicó a investigar principalmente los aspectos sociales, mientras que Asperger, estudió los intereses inusuales que mostraban la facilidad que tenían para desarrollar algunas capacidades.

Los tipos de autismo clásico son el Asperger o Autismo de Alto Funcionamiento (AAF), para determinarlos, se lleva a cabo una evaluación psico-educacional integral. Gracias a ésta se puede determinar la tipología del trastorno, algunos niños pueden tener dificultades para recibir información por dos canales diferentes, es decir, se les dificulta interpretar los mensajes. “Hay niños que prefieren escuchar y entonces no ven, o viceversa. Además, tienen problemas para unir la información y manejarla cuando la reciben por diferentes canales sensoriales” asegura Leonor Altaño.

Diego ingresó a CLIMA cuando tenía dos años y medio. Al principio no jugaba, no veía a los ojos a las personas y todo el tiempo parecía estar ausente, “ahora ya te mira a los ojos, te presta atención, juega, busca a los niños para poder jugar. Ha cambiado mucho, sigue más instrucciones, ya sabe comer solo, es más independiente para vestirse, es más consciente” dice Erika sumida en sus recuerdos.

CLIMA cuenta con programas de acuerdo a la línea de evolución de los infantes, en la que toma en cuenta también sus características físicas, para asignarlos a los programas y actividades a los que pueden ingresar. Estas van desde las terapias en grupo hasta las individuales.

Los programas de la escuela están diseñados para recibir a pequeños de detección temprana, artémicos que son para los que están en primaria y secundaria, y jóvenes adultos. Con ello se pretende que el paciente alcance determinados objetivos que se presentan al inicio del curso y suban de nivel de acuerdo con sus necesidades.

Las terapias no terminan al salir de la escuela. En casa de Diego, los estímulos deben continuar con juegos que lo ayuden a desarrollar tanto sus habilidades motrices como las intelectuales. “Todos los días llego a las 5 y hacemos terapias de lenguaje, a veces jugamos con lentejas, canicas o con material que sea sensorial…” continua narrando Erika.

A la 1:30, Malena, su tía, lo recoge después de haber quitado ramas del pino japonés, que se encuentra frene a la escuela, y que sirven como distracción para Diego. Su fijación por los pinos comenzó cuando tenía apenas 2 años. A sus tres años, es capaz de reconocer entre un ciprés y un pino japonés, sin embargo los médicos no se han podido explicar las razones que orillen a los niños a escoger ciertas fijaciones.
Durante el trayecto en el taxi de regreso a casa, Diego va a muy quieto, algunas veces come mandarina, plátano o un jugo, sin embargo el hacerlo entrar a la casa es una hazaña. Antes de bajar del auto, Malena tiene que pedirle al taxista que toque el timbre para agilizar la entrada, porque si no Diego se echa a correr en dirección a los árboles.

Al entrar corre al patio en donde están unas escaleras metálicas. Malena tiene que adelantarse y sentarse en las escaleras para que Diego no pase. Mas, si Malena se distrae, él, como todo pequeño de su edad, aprovecha la oportunidad y sale corriendo a las escaleras de nuevo. Por lo que las puertas deben permanecer cerradas.

Uno de los juguetes preferidos de Diego es un Elmo de peluche al que le gusta tocar y señalar para que las personas le digan de qué color es, con él se entretiene hasta las 2:30pm, su hora de comida. Por temporadas él adquiere gustos por comidas especificas, por ahora le gustan los huevos con jamón.

El resto de la tarde lo ocupa en jugar inmerso en su pequeño mundo con los mismos juguetes, a los juegos de siempre, hasta que llega su madre, con la que ha adquirido un vinculo que va mucho más allá de la comunicación pese a las dificultades que esto ha representado. Finalmente, toma un baño tras el cual se va a la cama a descansar, porque el día siguiente su rutina tiene que volver a comenzar.

Como el caso de Diego existen muchos otros, el autismo abarca un espectro muy amplio y se puede confundir con otros trastornos. En un país como México en el que de por sí ya es difícil acceder a la educación, los niños con problemas como el autismo, síndrome de Down tienen el doble de problemas. “Tenemos niños con un retraso mental severo y otros que no tienen retraso mental, o que tienen un coeficiente intelectual promedio, por lo que muchos de ellos no podrán terminar una carrera profesional” dice Leonor Altaño.

Aquellos capaces de terminar una carrera son los que padecen el tipo de autismo definido como Síndrome de Asperger, que se caracteriza por el desarrollo de una capacidad por encima del resto, es decir que su coeficiente intelectual (en algunos casos superior al promedio) se centra únicamente en el desarrollo de una actividad. El autismo afecta a una proporción mayor de niños que de niñas; sin embargo el desarrollo de trastorno en las niñas es mucho más severo.

En México cerca de 40 mil niños y un número indefinido de adultos padecen autismo, pero la Secretaría de Salud atiende sólo a 250 de los menores. De acuerdo con cifras oficiales, este problema es más recurrente que el cáncer infantil, pero su detección es mucho más complicada, aunado a ello, la Secretaría de Salud no cuenta con los profesionales ni equipos adecuados para detectarlo a tiempo.

Según las declaraciones del Dr. Carlos Marcín para el periódico “La Jornada”, el autismo se incrementa 17% cada año sin que se conozcan las razones y la detección de éste puede comenzar desde los 18 meses de edad. Entonces los niños son canalizados a instituciones como CLIMA o DOMUS, instituciones con capacidad para atender hasta 50 niños. En estos institutos los pequeños reciben de 20 a 40 horas de terapia.

Para ingresar a trabajar a cualquiera de estas clínicas el requisito es tener la licenciatura en psicología y haber tomado el diplomado sobre el autismo, además de contar con una experiencia mínima de tres años como asistente.

Pese a recibir tratamiento en alguna institución especializada como las antes mencionadas, no todos los autistas logran integrarse a la sociedad de forma adecuada, pues muchos de ellos sólo buscan cubrir sus necesidades y evitan cualquier tipo de interacción. “Muchos de los niños no llegan a hablar y algunos llegan a utilizar palabras pero las aplican funcionalmente. Otros se las aprenden de memoria pero no las aplican” asegura la Directora de CLIMA.

Para evitar este tipo de situaciones se intenta trabajar un aspecto conocido como intersubjetividad o respuesta emocional hacia el otro. Por desgracia todos estos tratamientos y terapias son demasiado caros para que cualquier persona acceda a ellos. Aunque las clínicas llevan a cabo campañas para obtener recursos que apoyen a quienes no cuentan con las facilidades para tratar este padecimiento, su difusión es insuficiente. Existe un problema más grave que la falta de recursos para permitirles a los autistas desarrollarse, la discriminación.

Así cuando Erika llega a casa y lo ve tras las rejas de la puerta esperando su llegada su rostro se ilumina, porque aunque Diego cuente con un lugar especial al que ella no puede acceder, sabe que su hijo es capaz de comprender desde su punto de vista lo que ella siente por él y se sabe correspondida. Así que lo estrecha en sus brazos sin importarle el tener que acatar todos los días la misma rutina.

No es que Diego no sea un niño normal, simplemente su visión del mundo es distinta. Al igual que la de los otros pequeños que se suman diariamente a las cifras que pasan desapercibidas para las personas. Sus familias ya saben que ellos serán así toda su vida, lo único que esperan es que puedan llevar una vida independiente.

Desgraciadamente son Diego y las personas como él, que representan una minoría, los que tienen que adaptarse, porque el resto no se adaptará a ellos. “No es posible hablar de cura debido a que se trata de un aspecto neurobiológico, algunos daños son irreversibles sin embargo es educable” asegura Leonor Altaño. Aunque parezca irónico es mucho más sencillo intentar educar a estos pequeños con “déficit cognitivo” que al resto de la sociedad mexicana.
ELABORADO POR:
Chávez Alatorre Gabriela
Hidalgo Moreno Penélope Yara
Mecalco López Rosa Azucena
Montiel Villar Evelin Yaneli

Hermosas

La televisión encendida. Cada día cientos de imágenes de mujeres perfectas. Presentadoras, actrices, modelos. Pechos firmes, piernas depiladas, ropa de marca hecha en Tehuacán y etiquetada en Estados Unidos. Mujeres que lucen en las paredes de las habitaciones de adolescentes ricos y perfumados, y en los talleres de mecánicos mugrosos.

La televisión encendida y cuatro pupilas que la miran de reojo, apenas poniéndole atención. Dos mujeres hablando de cualquier cosa. De la escuela o la comida. ¿Qué comeremos mañana? Madre e hija.

Los ojos de la menor se distraen un momento en la pantalla. Pequeño momento de silencio en la conversación, imperceptible en la corriente de spots y simplonadas televisivas. La mayor mira a su hija, que cada día es menos niña.

-Eres hermosa. Le dice cuando ésta voltea, consiente de la mirada de su madre.

-o-

-¿Alguna vez te han dicho que eres hermosa?

La interlocutora sonríe. Es claro que se lo han dicho y más de una vez. La sonrisa se torna en risa

-Te voy a contar algo

Aquel día, cuando me dijo que le gustaba, – ahora que lo pienso ¿hay alguna diferencia cuando te dicen que eres guapa, preciosa o hermosa? Quién sabe- habíamos salido para hacer un trabajo de la universidad. Me estoy dando cuenta que tal vez me afectó que alguien que apenas me conocía me lo dijera. ¿Sera porque ser hermosa me significa la belleza interior? No se. Pero el caso es que me puse roja y como te darás cuenta, cuando una es blanca, casi ni se nota. Jaja. Él me dijo que no me sonrojara, que era la verdad, que no tenía porque chivearme.

La verdad es que a botepronto, hasta incomoda te sientes. Intente cambiar la conversación, pero él no me dejo. Opte por una salida rápida. “De seguro eso le dices a todas”. Sólo hice que fijara los ojos en mí. Me asustó. Sentí como si estuviera frente a un acosador, aunque, te voy a confesar que mi ego se elevo hasta el cielo. En el fondo, me emocionaba la idea, aunque yo tenía novio. Pero no mal pienses, sí me sentía culpable.

No te rías, que te estoy siendo sincera. Bueno, sigo. Después de verme fijamente, me abrazó. De verdad que intente zafarme, es más, lo amenacé, pero no me hizo caso. Lo siguiente que supe fue que nuestras bocas se estaban moviendo juntas. Tampoco fue tanto tiempo, pero fue algo nuevo… no creo arrepentirme, aunque, haciendo un examen a conciencia, no fue muy bueno el beso. No me hizo sentir nada hacia él. No estoy segura, siquiera, que él sintiera algo por mí. Dicen que puedes saberlo en el beso, pero yo no lo supe.

Tal vez sólo dijo que era hermosa para besarme y eso… no importa. Ya pasó.

-o-

¿Alguna vez te han dicho que eres hermosa?

La verdad es que se lo habían dicho más de una vez, pero ésta, por una extraña, o no tanto, razón, sonaba como si fuera la primera.

Eres bella. Complementó sin voltear a ver su piel blanca. No era necesario. La imagen que tenía de ella era tan exacta que podía estar viéndola sin mirarla. Mucho.

Dicen que uno sabe en la mirada si le están diciendo la verdad. No es cierto. No ahora. Ella sabía que era bella, porque en los ojos de él, que estaba sentado a su lado, en los ojos que miraban al horizonte, había sinceridad. Quiso besarlo. No lo hizo.

Él permanecía en curioso, casi solemne estatismo. Con un movimiento suave deslizó su mano hasta la de ella y comenzó a acariciarla, lentamente, sin que faltara una falangeta por explorar, cómo haciéndole el amor de forma sumamente tierna.

¿Por qué lo dices? Preguntó ella, cerrando los ojos, calculando inconscientemente que de esa forma ambos estarían mirándose, pero no consiguió el empate. Sólo veía una sombra suave y oscura en la oscuridad, como una forma bajo los cobertores y de noche. No lo conocía, aunque lo sabía cercano. No estaba enamorada de él, aunque en ese momento, lo amaba más que a nadie.

No es una declaración. Atajó él. Y no, no lo era en forma alguna. Sus sentimientos no eran un secreto y no tenía interés alguno en ocultarlos.

¿Por qué lo dices?

Eres hermosa. Y no había algo más que importara. Cualquier pregunta sería respondida con un no de cualquier forma. Ella, a diferencia de él, si tenía miedos. Y muchos.

¿Lo crees?

Estoy seguro.

Del interior de su cuerpo, una especie de miedo se fue convirtiendo en tristeza, luego en un impulso. Lo abrazó. Lo besó. Y él, en su quietud, no intento hacer nada. Su única forma de corresponder, fue un movimiento de brazos, arrestando el cuerpo de ella. Una confirmación de que la amaba.

-o-

¿Soy hermosa? Duda la menor, ante la aseveración de su madre. No se siente del todo cómoda. Es probable que la adulación sea sólo eso. Toda madre debe ver así a su hija y a ella, no le van por completo los cumplidos. Siempre ha tratado de ser sencilla.

¿Hermosa? ¿Por qué no? Después de todo, soy su hija, y ella, sin lugar a dudas, lo es.

viernes, 8 de abril de 2011

De cantar en las rutas a llenar teatros. Entrevista con Miguel Ángel Méndez


Por Jorge Alonso


La próxima vez que alguien se suba a cantar al camión donde el lector viaje, mírelo con atención, tal vez sea la próxima estrella musical que abarrote el Auditorio Nacional. Bueno, Miguel Ángel Méndez, músico de amor y humor, todavía no lo consigue, pero a más de una década de probar suerte con su guitarra en el transporte colectivo, puede presumir de haberse convertido en uno de los pocos poblanos capaces de llenar un recinto como el Teatro de la Ciudad.

Ya sea solo o acompañado de amigos músicos, pero siempre sin la Filarmónica de Londres, El Méndez, como es conocido por sus fans, se ha presentado en escenarios tan diversos como el Teatro Principal, el Zócalo de la Ciudad, el atrio de la iglesia de San Francisco, el Café Teorema y, entre muchos lugares más, el Complejo Cultural Universitario, a donde regresará el 9 y 16 de abril con sus canciones y su guitarra.

Mientras Miguel desenfunda un chocolate, Kartusch conversa con él en el estudio de grabación de la Fonoteca, para conocer más de sus amores y sus humores.

Vivir la música

Es lo que más me gusta, lo que más me mueve. No me concibo de otra manera, no porque no tenga otras opciones, pero he aprendido a verlo todo a través de la aplicación de la música en la vida.

El mundo se conjugó de una forma que hizo necesario que me terminara gustando la música. Mi abuelo paterno era de la sierra, a él le gustaba tocar el violín y tenía sus gustos orientados hacia el son, hacia lo huasteco, hacia los sones de costumbre. Mi abuelito materno amaba los boleros, tenía su trío. Las reuniones familiares terminaban en un círculo donde todos tenían que cantar una canción, nunca falto música de todo tipo.

El inicio de la carrera

Por más feo que estés, de repente sí funciona que las muchachas te hagan caso nomas por componerles canciones, así que la cuestión de las hormonas fue decisiva en el hecho de que empezara a crear rolas.

Un día un compañero empezó a cantar una canción que yo no conocía y me dijo que era de uno de sus amigos. Cuando le pedí que me la pasara no quiso, porque “como era una canción que todavía no estaba registrada, no se la fuera a volar”. Yo me encabrone y pensé que qué tan difícil podía ser hacer una canción, luego supe que sí era muy difícil, pero que no era la manera correcta de decir las cosas. Aunque gracias a eso yo empecé a escribir las mías.

Las influencias

Yo empezaba a escuchar la nueva trova y a un señor muy raro que se llama Fernando Delgadillo. Sentía que sin tener contacto con ese mundo, mis canciones tenían algo que ver. Pero también me gustaba la Sonora Santanera, Los Socios del Ritmo, Los Tigres del Norte, Los Teen Tops y todo lo que mis papás y abuelitos oían. Nunca he tenido formación clásica, mas no me disgusta lo clásico. Pero así es mi vida, nada descarto, pero nada me apasiona por completo. Por otra parte no concuerdo con esa suerte de elitismo que dice que sólo cierto género es bueno.

Solamente hay dos tipos de música, la buena y la mala, tiene que ver con la sinceridad y la ejecución, cuando alguien toca música tropical y está bien ejecutada, en vez de pararme a bailar me quedo viendo al grupo.

Tocar en el transporte público

Llegué a tocar en las rutas, más por gusto que por necesidad, pero luego atravesé una mala racha económica y tuve que subirme para sacar sustento. No fue mucho tiempo, afortunadamente. No creo que sea malo, de hecho me parece muy digno. Ahora que trabajo aquí, en la producción, me gusta ayudar a los chavos que vienen de ahí. Ellos se presentan sólo con su guitarra y yo les ayudo a montar el bajo u otra cosa y su expresión cambia. Eso me gusta mucho.

Una vez, en un camión, alguien me escuchó y me invito a tocar en restaurantes, entre las mesas. Luego, un empresario se me acercó y me preguntó si quería presentarme en su café, frente al Zócalo de Tlaxcala. Así empezó todo.

¿Extrañas algún escenario?

El Convento de las Carolinas, era un magnifico lugar.

¿Peña, teatro o foro al aire libre?

Todos tienen su encanto, pero pondría en primer lugar al aire libre, porque la gente no está obligada a pasar y cuando pasa no está obligada a quedarse y aún cuando se quede no está obligada a aplaudir, me gusta ese reto.

El teatro me gusta porque la gente escoge y, como un plus, hasta está pagando. El café también, pero suele ser más incomodo, porque no siempre ponen atención, existe el inconveniente del alcohol. Hay que hacerse de mañas para divertirse y no pasársela mal.

Lo peor que me ha pasado en el escenario es que no se rían de las canciones chistosas y que no les gusten las serias. Lo mejor es cuando después de que no te ponían atención, terminan comprando tu concepto y se vuelven los fans numero uno.

La última canción que te fascino

“Una canción me trajo hasta aquí”, de Jorge Drexler, pero creo que eso nos pasa a todos

El último libro que leíste y te gustó

El de sexto de primaria, de español (bromea). Uno que escribió mi hermana, Xóchitl Méndez, que es educadora de educación especial. Es un cuento breve que habla de un cuadrado que es pintor y se la pasa haciendo bromas a las demás figuras geométricas, hasta que las bromas se le regresan. La moraleja es que hay que respetar a los demás.

De hecho mi hijo es el que lo descubrió. En mi familia cada quien tiene talentos muy especiales y mi hermana es magnifica en el trato con personas discapacitadas. Deberían publicar su cuento.

La última película que te hizo reír.

No se, con mi hijo me río mucho. Debió ser una de niños

¿Como quisieras que te recordara tu hijo?

El me dice mucho que somos los mejores amigos. Yo quisiera que siempre me recordara así.

El último platillo que te supo a gloría

La comida de ayer… la verdad es que me gusta mucho comer, así que todo me gusta. Aunque me gusta un poco más el mole, poblano por supuesto.

¿A qué suena la Ciudad de Puebla?

Al carrito de las empanadas –en sus canciones, es común que lo imite-, por supuesto suena a camotes. Suena a religión y también a hipocresía. A amor de madre y a risas de niños.

A lo que suena toda ciudad que tiene habitantes tan poco afines entre sí. Eso es bueno. Pero si tuviera que elegir un sonido, creo que sería un sonido caótico pero muy armonioso, una bipolaridad, los extremos juntos pero sin llegar a unirse.

No me imagino viviendo fuera, aunque necesito salir y buscar conocimientos, siempre tengo que regresar a la ciudad.

¿Cambiarías algo de esta ciudad?

La imagen que tiene ante los demás. Seguimos siendo señalados como mochos, hipócritas, apocados. Decimos aquí que somos punta de lanza en muchas cosas, pero nos hace falta creérnosla, seguir capacitándonos, esforzarnos en hacer mejor las cosas, aprender. Comenzar a cambiarnos a nosotros mismos.

He cambiado mucho desde que empecé esta carrera, sobre todo en relación a mis relaciones personales y conmigo mismo. La forma de amar a mi familia, de conservar a mis amigos. He cambiado en el instinto y la percepción de las cosas. Dentro de la ambigüedad perfecta que me produce la ciudad, me he vuelto tajante y a la vez flexible. Musicalmente también. He conocido nuevas facetas de la producción, nuevos músicos, pero aun así no me gusta oír mis discos.

Naturalmente, la red ha cambiado mucho las cosas, empezando con las formas de distribución. Hay tanta oferta en internet, que cualquiera puede subir sus canciones y mandar cientos de invitaciones para que todos la escuchen, pero al mismo tiempo, hay mucha posibilidad de que no te pelen. Puedo decir que a mí me ha funcionado, no se sin el internet hubiera logrado que me escucharan tantas personas.

Eres de los pocos poblanos capaces de llenar el Teatro de la Ciudad…

Trato de creérmela, pero también se que soy de los pocos capaces de vaciarlo en cuatro minutos.

domingo, 3 de abril de 2011

Libro de amores


Se que tener su foto en mi fondo de escritorio raya lo enfermo, de hecho, reconozco que lo estoy un poco, pero que rayos, no se me puede culpar por prendarme de su rostro. Mucho menos si la foto en cuestión se encontraba en su perfil público de Facebook. Además, ella fue la que acepto ser mi amiga, sin que nos conociéramos en persona, o tuviéramos un vínculo mayor a dos amigos en común.

¿Abuso de confianza? Tal vez, pero ella no es ninguna niña, aunque sus ojitos bien lo aparentan. No se piense que tuve la descortesía de ocultar mis intenciones o, mejor dicho, mis emociones. No. Si bien es cierto que lo oculte el mayor tiempo posible. Quiero decir, hasta que mi enamoramiento estaba más allá de lo evidente, al menos para mí, que hasta entonces pensaba, sólo era un gustillo, de esos comunes, como el poster de Maribel Guardia semidesnuda tras mi puerta… buen

o, no tan guarro, de hecho, nada guarro. Mi enfermedad, si así quieres nombrarla, se limitaba al mínimo de la observación.

Se quedaba en eso hasta que un día cometió un error. Un dulce error. Etiquetarme en un video . Era Leonard Cohen. Con cariño para vosotros, decía, se que les gustará. Y me gustó. No necesitan decir que la situación, a leguas, es deprimente. Le gustaba Leonard Cohen, éramos almas gemelas. Bueno, no. Nunca lo pensé, pero me gustaba jugar con la idea.

La voz grave del inglés sirvió de melodía a las recién nacidas fantasías. No. Esas no. Nunca así. En realidad eran sueños de acercamiento, abrazos, y al vernos, mirada por mirada, la música se callaba y nos mirábamos… hasta que cerraba los ojos y abrazaba a mi oso de peluche.

Una vez, pasados un par de minutos del fin abrupto de la melodía, la bese. Ella también me besó, mientras sus manos apretaban mi espalda y yo con una mostraba reciprocidad, mientras mi derecha sostenía su cabeza y su cuello. Fue un beso lento, con mordida de parte de sus dientes, pero lento. Esa vez termine llorando, como lloras cuando en las películas viejas, la amada se reúne con el héroe después de que este sacrifica su vida, sin perderla. Blanco y negro, pero eso sí, sin música.

Ignoro si esa ausencia de notas tenía raíces freudianas o se relacionaba más bien con mi torpeza en la ejecución de instrumentos. Mejor aprende macramé, me dijo Susana, la profe de güiro, concordando con el de violín, el de piano, y la de guitarra. Lo que se, es que mi vida se volvió canción de Aristimuño, mi mente canción de Leonard Cohen y mis actos balbuceos de Wisin y Yandel. Mis besos, asonoros.

De un momento a otro perdí el control. Entraba a Facebook con la única razón de ver su foto. Reproducía las canciones y de golpe las detenía. Borré mis videos porno y Maribel Guardia terminó con bigote, un bastón y un sombrero.De noche se parece a Chaplin. Y yo sintiéndome peor que el vagabundo Charlot. Fue entonces cuando decidí decírselo, pero no pase de una confusa profesión de fe y un “me gustas para poner tu foto junto a mi cama”. Ella no paso de una risa juguetona, que a mi me pareció sobrenatural, si es que las risas por el chat de Fb se pueden interpretar. No me creyó y yo no hice el esfuerzo de hacer que lo hiciera. Desde ese momento su rostro pasó a adornar en plenitud mi fondo de escritorio en el monitor que, huelga decirlo, está a lado de mi cama.

He pensado en varias ocasiones en mandar a imprimir la foto, pero temo que el impresor la robe y se termine enganchando de su rostro. He suprimido mi cuenta de Facebook, atormentado por la idea de que un día cambie su foto y entonces deje de amarla. He visto el futuro, como canta Cohen, y es la muerte. Muy seguido cierro los ojos, aislándome del ruido, deseando que un día, mientras sueño con sus labios, termine por perder la cordura y sea ella, al menos en mi demencia, la que venga a besarme.