martes, 12 de abril de 2011

Hermosas

La televisión encendida. Cada día cientos de imágenes de mujeres perfectas. Presentadoras, actrices, modelos. Pechos firmes, piernas depiladas, ropa de marca hecha en Tehuacán y etiquetada en Estados Unidos. Mujeres que lucen en las paredes de las habitaciones de adolescentes ricos y perfumados, y en los talleres de mecánicos mugrosos.

La televisión encendida y cuatro pupilas que la miran de reojo, apenas poniéndole atención. Dos mujeres hablando de cualquier cosa. De la escuela o la comida. ¿Qué comeremos mañana? Madre e hija.

Los ojos de la menor se distraen un momento en la pantalla. Pequeño momento de silencio en la conversación, imperceptible en la corriente de spots y simplonadas televisivas. La mayor mira a su hija, que cada día es menos niña.

-Eres hermosa. Le dice cuando ésta voltea, consiente de la mirada de su madre.

-o-

-¿Alguna vez te han dicho que eres hermosa?

La interlocutora sonríe. Es claro que se lo han dicho y más de una vez. La sonrisa se torna en risa

-Te voy a contar algo

Aquel día, cuando me dijo que le gustaba, – ahora que lo pienso ¿hay alguna diferencia cuando te dicen que eres guapa, preciosa o hermosa? Quién sabe- habíamos salido para hacer un trabajo de la universidad. Me estoy dando cuenta que tal vez me afectó que alguien que apenas me conocía me lo dijera. ¿Sera porque ser hermosa me significa la belleza interior? No se. Pero el caso es que me puse roja y como te darás cuenta, cuando una es blanca, casi ni se nota. Jaja. Él me dijo que no me sonrojara, que era la verdad, que no tenía porque chivearme.

La verdad es que a botepronto, hasta incomoda te sientes. Intente cambiar la conversación, pero él no me dejo. Opte por una salida rápida. “De seguro eso le dices a todas”. Sólo hice que fijara los ojos en mí. Me asustó. Sentí como si estuviera frente a un acosador, aunque, te voy a confesar que mi ego se elevo hasta el cielo. En el fondo, me emocionaba la idea, aunque yo tenía novio. Pero no mal pienses, sí me sentía culpable.

No te rías, que te estoy siendo sincera. Bueno, sigo. Después de verme fijamente, me abrazó. De verdad que intente zafarme, es más, lo amenacé, pero no me hizo caso. Lo siguiente que supe fue que nuestras bocas se estaban moviendo juntas. Tampoco fue tanto tiempo, pero fue algo nuevo… no creo arrepentirme, aunque, haciendo un examen a conciencia, no fue muy bueno el beso. No me hizo sentir nada hacia él. No estoy segura, siquiera, que él sintiera algo por mí. Dicen que puedes saberlo en el beso, pero yo no lo supe.

Tal vez sólo dijo que era hermosa para besarme y eso… no importa. Ya pasó.

-o-

¿Alguna vez te han dicho que eres hermosa?

La verdad es que se lo habían dicho más de una vez, pero ésta, por una extraña, o no tanto, razón, sonaba como si fuera la primera.

Eres bella. Complementó sin voltear a ver su piel blanca. No era necesario. La imagen que tenía de ella era tan exacta que podía estar viéndola sin mirarla. Mucho.

Dicen que uno sabe en la mirada si le están diciendo la verdad. No es cierto. No ahora. Ella sabía que era bella, porque en los ojos de él, que estaba sentado a su lado, en los ojos que miraban al horizonte, había sinceridad. Quiso besarlo. No lo hizo.

Él permanecía en curioso, casi solemne estatismo. Con un movimiento suave deslizó su mano hasta la de ella y comenzó a acariciarla, lentamente, sin que faltara una falangeta por explorar, cómo haciéndole el amor de forma sumamente tierna.

¿Por qué lo dices? Preguntó ella, cerrando los ojos, calculando inconscientemente que de esa forma ambos estarían mirándose, pero no consiguió el empate. Sólo veía una sombra suave y oscura en la oscuridad, como una forma bajo los cobertores y de noche. No lo conocía, aunque lo sabía cercano. No estaba enamorada de él, aunque en ese momento, lo amaba más que a nadie.

No es una declaración. Atajó él. Y no, no lo era en forma alguna. Sus sentimientos no eran un secreto y no tenía interés alguno en ocultarlos.

¿Por qué lo dices?

Eres hermosa. Y no había algo más que importara. Cualquier pregunta sería respondida con un no de cualquier forma. Ella, a diferencia de él, si tenía miedos. Y muchos.

¿Lo crees?

Estoy seguro.

Del interior de su cuerpo, una especie de miedo se fue convirtiendo en tristeza, luego en un impulso. Lo abrazó. Lo besó. Y él, en su quietud, no intento hacer nada. Su única forma de corresponder, fue un movimiento de brazos, arrestando el cuerpo de ella. Una confirmación de que la amaba.

-o-

¿Soy hermosa? Duda la menor, ante la aseveración de su madre. No se siente del todo cómoda. Es probable que la adulación sea sólo eso. Toda madre debe ver así a su hija y a ella, no le van por completo los cumplidos. Siempre ha tratado de ser sencilla.

¿Hermosa? ¿Por qué no? Después de todo, soy su hija, y ella, sin lugar a dudas, lo es.

1 comentario:

Huev@!! dijo...

ya leí el artículo, publicación o como lo llamo? creo que eso por ahora no importa porque lo que quiero decirte es que me gusto muxxo =D de verdad es genial la manera en la que poco a poco fuiste juntando las historias =D