Evidentemente tenía prisa.
La vi correr por los pasillos del metro, en el transborde de San Lázaro, mientras yo usaba las eléctricas. No se que paso después, si algo cayó de sus manos, si alguien le robó tiempo, no se; el caso es que cuando la volví a ver, yo estaba adentro del vagón de la línea B y ella corría incitada por el pitido que indicaba que el tren se pondría en marcha. Traté de hacerle espacio, cosa complicada; ella lo agradeció con una sonrisa no muy cómoda, aunque sincera.
Desde mi posición se percibía su aroma. Cigarro. Humo de cigarro. Pasados unos minutos se comprobó su inocencia, la blusa blanca que tan bonito juego hacía con su rostro claro, habíase impregnado en algún lugar cualquiera donde ella había estado. Lo supe porque en su aliento, no muy lejano a mi rostro, no había rastro de tabaco, muy distinto, olía a chicloso de chocolate Montes.
El movimiento irregular tan característico del metro pronto nos acercó aun más. Su cabello lacio y negro me hacía cosquillas en el rostro al girar los ventiladores. Sentí muchas ganas de besarla, mínimo preguntar su nombre o hacer un chiste. Solo pude sonreír al tiempo que ella desviaba la mirada.
En Oceanía bajó algo de gente. Eso nos alejo. Yo le seguía viendo. Viendo sus ojos negros que a esa hora llevaban cansancio, sus labios ligeramente secos –acaso por el terrible calor que de todas formas se encierra en los vagones- y el curioso hecho de que no tenía un solo lunar. ¿Qué decirle?
De pronto el tren se detuvo. Deportivo Oceanía. Ella se movió. Yo me inquiete. Me dio un beso en la mejilla, apretando sus labios en mí y de nuevo corrió, para que no se cerrara la puerta.
5 comentarios:
Muy chido, sólo que porque va junto en el párrafo 2 en la antepenúltima línea
Jaja, sí, no se que pasó. Gracias.
Corregido
HOLA! VAYA HISTORIA EH!
JEJEJEJE
CUIDATE!!!
ESTUVO MUY BUENA!!!
JULY
AQUI ESTOY! JAJA, OSEA QUE YA LA LEI EHH... :D
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