El nombre de Marisela Escobedo saltó en un momento de los diarios locales de la triste Ciudad Juárez, donde se hablaba de ella como la mamá de Rubí, a los pronunciamientos de la ONU. Más de un millar de espacios desde entonces entre notas, crónicas y columnas. La repetición del video filmado por las cámaras de seguridad del Palacio de Gobierno. Y nosotros seguimos pensando: algo estuvo mal.
No es solo una "reacción histérica", como apuntó Aguilar Camín, aunque algo tendrá de ello. Es la indignación del "pudo haber sido a mí".
El caso, por demás triste, del asesinato de Marisela Escobedo es, sin duda, un caso icónico en las trágicas relaciones entre delincuentes, autoridades y víctimas, en este dolido México.
A Marisela Escobedo le quitaron la vida antes de matarla. Mataron a su hija "por celos". Desde entonces dedico su vida a sanar, aunque fuera un poquito, la incurable herida de la única forma que supo hacerlo: exigiendo justicia. Por eso es entendible, con una simple lógica, el grito desesperado -histérico- de esta mujer cuando los jueces declaran inocente al asesino confeso de su hija.
Ella (como si le tocara) investigó, recolectó pruebas, buscó al asesino -que siempre si era culpable, dijeron después- con una eficiencia que dista mucho de la ineptitud de las autoridades. Amenazada de muerte se plantó enfrente del Palacio de Gobierno, donde los funcionarios la veían a cualquier momento y allí, una noche de diciembre, fue asesinada con la sangre más fría; aunque, la vida, se la habían quitado hace dos años.
Estos dos años fueron para Marisela la recreación -y acumulación- de los muchos penares que cada día sufren miles de mexicanos.
Y ahora los discursos. Con qué cara señores. Un dato surreal: Marisela fue ultimada unos días después del reconocimiento nacional a Isabel Miranda, otra fortísima mujer que le ha tocado hacerla de detective. "Fuente de inspiración para mí" la llamó Felipe Calderón.
Ellas: Mujeres heroínas. ¿Ellos? Ellos prometiendo justicia, pero de ésta, ni las luces.
-O-
Donde también prometió justicia el presidente, fue en San Martín Texmelucan, Puebla. Tras la explosión de un ducto de PEMEX que provocó la muerte de 28 personas, heridas graves en otras decenas, además de al menos 90 casas dañadas, infraestructura destruida, agua contaminada y cientas de hectáreas de cultivo inutilizadas. El valor de lo perdido es hasta ahora incalculable.
Uno de los problemas es que el robo de hidrocarburos no es considerado un delito grave. Los ordeñadores pueden poner en peligro a miles de personas sin miedo a la justicia. Justo una ley para tipificar este delito fue parada en la cámara de senadores... como muchas otras.
Dos casos de la mayor importancia. ¿Nos vamos a quedar lamentando nuestra indefensión como en Salvarcar o la guardería ABC?
-O-
Abrazos y escalofríos
En México, 92% de las acusaciones carecen de evidencias.
Al fin, después de muchos premios, reconocimientos, una portada en el Wall Street Journal, y un par de años sin distribuidor, el impactante documental Presunto Culpable, llega a las salas México.
Será en febrero del 2011 cuando esta cinta, dirigida por Roberto Hernández, se exhiba en Cinepolis. Un filme necesario, no cabe duda.
No es solo una "reacción histérica", como apuntó Aguilar Camín, aunque algo tendrá de ello. Es la indignación del "pudo haber sido a mí".
El caso, por demás triste, del asesinato de Marisela Escobedo es, sin duda, un caso icónico en las trágicas relaciones entre delincuentes, autoridades y víctimas, en este dolido México.
A Marisela Escobedo le quitaron la vida antes de matarla. Mataron a su hija "por celos". Desde entonces dedico su vida a sanar, aunque fuera un poquito, la incurable herida de la única forma que supo hacerlo: exigiendo justicia. Por eso es entendible, con una simple lógica, el grito desesperado -histérico- de esta mujer cuando los jueces declaran inocente al asesino confeso de su hija.
Ella (como si le tocara) investigó, recolectó pruebas, buscó al asesino -que siempre si era culpable, dijeron después- con una eficiencia que dista mucho de la ineptitud de las autoridades. Amenazada de muerte se plantó enfrente del Palacio de Gobierno, donde los funcionarios la veían a cualquier momento y allí, una noche de diciembre, fue asesinada con la sangre más fría; aunque, la vida, se la habían quitado hace dos años.
Estos dos años fueron para Marisela la recreación -y acumulación- de los muchos penares que cada día sufren miles de mexicanos.
Y ahora los discursos. Con qué cara señores. Un dato surreal: Marisela fue ultimada unos días después del reconocimiento nacional a Isabel Miranda, otra fortísima mujer que le ha tocado hacerla de detective. "Fuente de inspiración para mí" la llamó Felipe Calderón.
Ellas: Mujeres heroínas. ¿Ellos? Ellos prometiendo justicia, pero de ésta, ni las luces.
-O-
Donde también prometió justicia el presidente, fue en San Martín Texmelucan, Puebla. Tras la explosión de un ducto de PEMEX que provocó la muerte de 28 personas, heridas graves en otras decenas, además de al menos 90 casas dañadas, infraestructura destruida, agua contaminada y cientas de hectáreas de cultivo inutilizadas. El valor de lo perdido es hasta ahora incalculable.
Uno de los problemas es que el robo de hidrocarburos no es considerado un delito grave. Los ordeñadores pueden poner en peligro a miles de personas sin miedo a la justicia. Justo una ley para tipificar este delito fue parada en la cámara de senadores... como muchas otras.
Dos casos de la mayor importancia. ¿Nos vamos a quedar lamentando nuestra indefensión como en Salvarcar o la guardería ABC?
-O-
Abrazos y escalofríos
En México, 92% de las acusaciones carecen de evidencias.
Al fin, después de muchos premios, reconocimientos, una portada en el Wall Street Journal, y un par de años sin distribuidor, el impactante documental Presunto Culpable, llega a las salas México.
Será en febrero del 2011 cuando esta cinta, dirigida por Roberto Hernández, se exhiba en Cinepolis. Un filme necesario, no cabe duda.
1 comentario:
Que Informativo!!!! =)
;)
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